Entrando en puntas de pies en Sudamérica
Es una tarde hermosa y el mar está planchado cuando pasamos
delante de un peñón que nos indica que atrás queda Panamá y ya viajamos por
aguas de Colombia. Algunos minutos más tarde un puñado de casas de colores vivos nos hace saber que estamos llegando a Capuana.
Frontera Panamá - Colombia |
Pensaba quedarme a pasar
la noche pero salía una barca hacia mi próximo destino y aquí con solo echar un
vistazo me doy cuenta de que es una cueva de maleantes. Durante el trayecto que
recorro para llegar a la oficina que autoriza el ingreso a Colombia, descubro
también que son atrevidos, maleducados y están desesperados por despojar de sus
bienes a los pasantes. Todas estas conclusiones tomadas al vuelo fueron
confirmadas a renglón seguido; exactamente cuando se empezó a correr la voz de
que acababan de matar al cura porque era el único capaz de plantar cara a los
peores del pueblo. El lugar tiene una extensión de 50 casas, posee una playa y
cuenta con un pequeño embarcadero.
Van a saco, en este caso el precio de la lancha es correcto
pero los muy desgraciados a los extranjeros nos hacen pagar extra por el
equipaje. De todos modos el viaje es conveniente y el problema no es pagar,
algo más, sino el abuso por la posición dominante. Pero la vida da muchas
vueltas y 3 horas más tarde el destino va a poner en mis manos la posibilidad
de hacerles pagar por lo que hicieron.
Capuana |
El resultado de una embarcación potente sobre un mal en
calma se nota en los relojes que marcan que llegamos media hora antes. Pero
durante el trayecto se sucedieron comunicaciones en código, y nos detuvimos a
intercambiar palabras con un joven que simulaba estar pescando sobre una lancha
con 2 motores de 250 caballos de potencia. Todo es muy extraño; llegando a
puerto la embarcación gira en forma brusca y a toda máquina se aleja del pueblo
paralelo a la costa para en una operación comando desembarcarnos al final de
una playa. Había llegado y no me preocupaba por analizar cosas del pasado.
Pelícanos de pesca |
“Regalos para mi corazón y bombones para mi alma”, eso
pensaba al ver a un grupo de pelícanos atrapar peces después de lanzarse en
picado cuando se detuvo una camioneta de la policía. Bajan sus ocupantes, dicen
que estamos entrando de manera ilegal y solicitan nuestros documentos. Estaban
muy molestos y no se supieron explicar pero en realidad lo que querían era
poner excusas para sacarnos de esa zona a la que incluso a uno de ellos en una
oportunidad le habían robado el dinero y el arma reglamentaria.
Nos llevaron a la comisaría y nos ahorramos el dinero del
taxi hasta el centro. Nosotros éramos solo una excusa, porque la bronca la
tienen con los lancheros ilegales que forman parte de organizaciones mafiosas
que superan todos los límites. Querían identificarlos y hablamos de manera cordial
cuando el revuelto de palabras me hizo recordar que yo les había tomado fotos.
La ley del ojo x ojo no es buena pero en este caso quiero aplicarla. Ellos me
hicieron pagar por el equipaje y yo les entrego sus imágenes al Departamento de
Seguridad del Gobierno de Colombia que opera bajo la sigla: “DAS”.
Bueno dejemos esta mierda y sigamos con aventuras. Esa
noche me quedé en el pueblo, había unos bares abiertos pero estaban vacíos,
entonces, me fui a dormir porque a las 4,30 de la madrugada salía un vehículo
4x4 con destino a Montería.
… ¡Dios! Viajamos por una pista adapta para probar orugas
de tanques de guerra. Fincas de bananas y mar hermoso, pero hay más hoyos que
carretera. Por fin llegamos a la mitad de camino, en Montería cojo en autobús y
siguen los baches. En ocasiones cogemos un tramo liso pero es solo un espejismo
porque los hoyos literalmente me acompañan hasta dentro de la habitación de mi hotel.
La ciudad fue fundada un 1 de junio de 1553 y su centro histórico hace honor al país y a toda América latina. Posee también una costanera moderna preciosa pero las condiciones en que se encuentran algunos barrios son terribles.
Me había levantado a las 4 de la mañana, llegué a las 4 de
la tarde, me acosté pasado el mediodía del día siguiente y les puedo asegurar
que de la noche de la ciudad no me perdí un detalle. Por aquí para ir a saco en
una maratón de juerga hacen falta 300 dólares, también se puede salir con el 5%
de la cifra antes mencionada, pero no va a ser lo mismo. Todo es muy caro y en
contadas ocasiones se justifican los precios. La noche de Cartagena tiene su
encanto pero el ambiente es pegajoso y no llega a atrapar al visitante, por esa
razón, después de 6 días me marcho recomendando el sitio por sus paseos, restaurantes
exquisitos y hoteles de sueños.
Avistamiento de delfines |
Cerca de Cartagena, el Mar del Caribe ofrece un sinfín de actividades marinas y visitas esplendidas mientras que tierra adentro la vegetación exuberante nos reserva sitios increíbles. Yo por mi parte me decanté por visitar una curiosidad. Entre esta ciudad y Barranquilla, muy cerca de la costa, se encuentra un cono volcánico, que se conoce como Volcán Totumo. Tiene una altura aproximada de 15 metros y un cráter de 3 metros de diámetro lleno de lodo que contiene más de 50 minerales y algunos le atribuyen beneficios terapéuticos. Vale la pena la experiencia.
Baño de lodo |
Desde el mar a la selva profunda
En los siguientes mapas pueden seguir mis movimientos: entre por el mar del Caribe y continué hasta Turbo por agua. Después me traslade a Cartagena por tierra y luego para experimentar un cambio radical fue necesario coger un vuelo hasta Leticia, que es una de las tres ciudades que se levanta en el area llamada: "Tres fronteras", formadas por Colombia, Brasil y Perú.
Ahora bien, en la parte de abajo de la primera de las dos imágenes siguientes aparecen señalada el área de Tres Fronteras dentro de un círculo blanco. Mientras que en la imagen sucesiva hacemos una ampliación de la zona para poder ver el recorrido del río Amazonas y la ubicación de: Leticia, Tabatinga y Santa Rosa de Yavarí. El área cuadriculada en color blanco muestra la zona más intensamente poblada y también está señalizado la ubicación de aeropuerto.
Con respecto a la terminal área hay dos situaciones para remarcar, la primera previene una estafa porque de manera insólita, esta gente cobra un impuesto para poder salir a la calle, pero la tasa es tan ilegal que no se animan a exigir que paguen todos, entonces, el que va a buscar el equipaje por el lado más perro queda atrapado y tienen que dejar un dinero. La segunda es una información que va dirigida a todas aquellas personas que en Leticia van a dejar el país; a ellos les hago saber que en el único sitio donde pueden sellar su salida es en la oficina del DAS, en el mismo aeropuerto.
Tres fronteras, tráfico cortado |
Tres Fronteras es una zona mítica, cuya población creció con el éxodo de los campesinos que escaparon hacia la ciudad huyendo de las guerras entre "Narcos". Ahora las cosas han cambiado; hay una fuerte presencia militar, calma aparente y las personas van de un lado a otro sin necesidad de enseñar sus documentos. Lo más bonito que puedo destacar es que en la mañana cierran una calle al trafico y por allí miles de niños van corriendo, con sus uniformes azules y blancos, al colegio.
Cuando Colombia quede atrás nosotros vamos a remontar el Amazonas peruano.
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