El Salvador


Su nombre en lengua indígena es Cuscatlán, que significa: “Tierra de joyas”. Aquí, como en todo el resto de América central, vamos a encontrar una flora y fauna de sueños; montañas, volcanes, playas hermosas y paisajes bonitos, pero a toda esta riqueza hay que restarle el peso de los problemas sociales y políticos.
Parece que esta mañana estoy menos contento que otras veces y eso se nota en la escritura, entonces, para no volver a golpear a El Salvador aprovecho para decirles que estuve por aquí cuando realicé un viaje desde Las Vegas a Buenos Aires, por carretera y en el camino hasta llegar a esta tierra tuve muchos compañeros circunstanciales de viaje. Compartí charlas y escuché relatos terribles de salvadoreños y de personas de otros países de Latinoamérica que regresaban frustrados después de un fallido intento en el viaje en busca de mejor vida en los Estados Unidos de América.

¡Y aquí va la denuncia!

Esta pobre gente, no fue rechazada por la emigración USA, porque no llegaron hasta la frontera y no lo hicieron porque las mujeres; fueron violadas y robadas y los hombres golpeados y robados. Esto sucedió hace mucho tiempo y lo peor es que las cosas no mejoran sino que sucede todo lo contrario, porque los mal vivientes que se dedican a robar a los emigrantes indefensos están más organizados, mejor armados y siempre fueron muy crueles, pero últimamente esta lacra muestras a las claras de que la vida del prójimo para ellos no vale absolutamente nada. Por esa razón señores mexicanos, por favor, hagan algo para erradicar este mal que ensucia el honor de vuestro territorio.
Hoy salí al ruedo en motocicleta y cada vez me alejo más del toro, por esa razón, aquellos que están frente a esta página por la corrida que en nuestro caso representan los viajes y el turismo, pero sepan disculpar porque antes de seguir voy a agregar un par de anécdotas:
Cuando yo anduve por este país se estaba desarrollando la guerra civil de El Salvador entre: “La Fuerza Armada de El Salvador” y “El Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional”. El conflicto no estaba declarado, pero ni falta que hacía porque estaba presente y se veía. Mi primer contacto con el problema fue directamente sobre el autobús en que llegaba desde Guatemala. Una patrulla, detuvo el medio, nos hizo bajar a todos con las manos en la cabeza, nos colocaron de espaldas contra una pared y luego nos fueron pidiendo documentos e interrogando, algunos fueron detenidos y los demás, un par de horas más tarde, proseguimos el viaje. Faltaba poco para la capital, llegamos, me hospedé, anduve por allí de manera informal y al día siguiente salí para recorrer la ciudad. El paseo era interesante y todo venía muy bien hasta que llegué a un mercado. Me gusta comer en estos sitios, recorría puestos para elegir el menú y cuando estaba a punto de coger asiento para ordenar un guisado de carne comencé a sentir repeticiones de detonaciones de disparos. Tiraban con fusil desde una esquina de la plaza y por el lado contrario respondían con metralletas Kalashnikov. Una escena de película y como en las películas yo me arrojé al suelo y por el piso me desplacé hasta que me sentí seguro detrás de un muro. Fue curioso porque esta situación duró no más de 3 o 4 minutos y yo que había encontrado una posición que me daba confianza, pude ver buena parte del desarrollo y lo que más me llamó la atención fueron algunos vendedores de fruta que ante la balacera se protegían detrás de sus cestas de mimbre.
Cuando una de las fracciones huyó, los otros fueron por detrás y milagrosamente allí no hubo muertos, ni heridos, entonces, la gente regresó a su sitio, acomodaron lo que se había caído, yo regresé por mi comida y todo continuó su ritmo como si allí no hubiese pasado nada. Lo comenté con la cocinera y ella respondió: “¡Ah…! Nosotros estamos acostumbrados”.
Por fortuna, la pesadilla de esa guerra terminó en 1992.
Bueno, siento haber cogido este camino pero no pude evitarlo, ahora sí sigamos a lo nuestro.
Hace unos meses que estuve en Centro América y por la charla que mantuve con un italiano que vive en El Salvador les puedo decir que con respecto a la seguridad, en la actualidad, al turista le basta con tener un poco de cuidado, porque casi la totalidad de la alta criminalidad que sufre el país es consecuencia de las disputas entre las maras (pandillas). Sin más cierro este tema con la luz del semáforo en color ámbar, porque en este sentido no me atrevo a otorgarle luz verde a ningún sitio de Latinoamérica. Otra cosa que deben saber es que los precios son acomodados y que desde el año 2001 la moneda salvadoreña fue remplazada por el dólar USA.

A pesar de que terremotos y otras catástrofes naturales se cebaron con la capital, todavía, hoy conserva la catedral, otras iglesias y un puñado de edificios históricos en buen estado como es el caso del teatro Nacional que es el más antiguo de Centro América.

El majestuoso teatro Nacional de San Salvador 
A tres horas de viaje de El Salvador se encuentra el puerto de la Unión, que es el lugar salvadoreño de referencia para visitar esta entrada de mar hoy protegida por los gobiernos de los tres países que en este paraje tienen sus fronteras. En esta región se encuentran la mayoría de las islas que posee El Salvador incluida la isla de Meanguera, ubicada a media hora de lancha —en el viaje es posible avistar delfines—, en el lugar no hay lujos, van a encontrar el cráter del volcán Evaristo y el lugar es ideal para disfrutar del mar y a su vez realizar turismo de aventuras.

El pueblo de Meanguera es el puerto de llegada a la isla del mismo nombre
Las Playas
La lava de los volcanes que llegó al Pacífico en algún sitio de entre los 300 km de costa que posee el país nos regala la emoción de encontrar lugares de baño con arenas negras, pero de todos modos, si las prefieren doradas, no os preocupéis porque entre las 45 playas que ofrece El Salvador, hay una gran variedad de colores de sabia y posibilidades de deportes. La carretera de la costa y sus caminos secundarios van a llevar sin dificultad a los amantes del surf a sus santuarios, a los buceadores a sus arrecifes y a los pescadores de aguas profundas a coger sus embarcaciones para ir en busca del pez marlin o la dorada.

Playa de Los Cobanos
El interior
Festival de las flores
Tierra adentro encontramos selva, volcanes, restos arqueológicos, montañas que ofrecen buenas posibilidades de escalada y parajes donde la quietud es capaz de recargar con energías el alma y muchos municipios que conservan sus rasgos coloniales. Las agencias turísticas locales ofrecen distintas rutas para recorrer estos lugares.


Volcán de Izalco
Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco, es el sitio más importante de entre los lugares donde existen restos arqueológicos de la cultura maya en el país porque es el único donde se puede conocer las costumbres domésticas de los mayas, a través de objetos de cerámica y utensilios de otros materiales. Este Parque Arqueológico ubicado a 36 Km de San Salvador posee un amplio Museo, Guías y senderos interpretativos.

Joya de Cerén

En el siguiente enlace hay un excelente documental que nos cuenta la historia de la Civilización Maya.

En el siguiente mapa los banderines marcan los sitios de interés que vimos en esta presentación; pero recuerden que cada persona prepara y desarrolla el viaje a  a su medida y si llegan a El Salvador con tiempo a disposición sepan que en este pequeño país, (como los muestra el documental de pie de página),  hay muchos más lugares capaces de entrar en vuestro corazón o danzar con vuestro espíritu. 


Desde aquí es todo, sean felices y hasta la próxima.

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