India, el norte

1989 y 1990, son dos años que alojan la historia de mi primer gran viaje; una vuelta al mundo que en una de sus etapas recorrió una parte de la tierra de los brocados de seda y las especias. 
Todavía recuerdo con exactitud los primeros 60 minutos después de salir del aeropuerto. Cogí un autobús que todavía no logro entender como estaba vacío cuando, detrás de mí, de improviso subieron más de 100 personas. 
Todo era nuevo y el aumento de pasajeros, además de no perjudicar mis expectativas hacía más interesante el viaje. De todas maneras, India tiene muchos más recursos, que un autobús repleto, para sorprender al visitante y yo en aquella oportunidad no iba a demorar en descubrirlo. 
Antes de seguir adelante es necesario que sepan que aquella terminal aérea: humilde y con un espacio muy reducido hoy es gigante; un moderno aeropuerto que incluso posee un tren de última generación que lo conecta  con el centro.

Volviendo a la época de aquel primer viaje les comento que después de un rato de marcha vi un mono que esperaba que el vehículo pase para cruzar la calle, y más adelante encontré a cientos de la misma especie que se habían adueñado de un pueblo. Cuando este espectáculo quedó atrás seguía alucinado con lo que había visto y traía una sonrisa que un fantasma me borró de un zarpazo. De todas maneras, no llegó a sorprenderme porque aunque el maldito adopte formas distintas la miseria que representa es la misma que tantas veces había visto. Ese día el destino quería que lo vea todo, y antes de entrar a la ciudad en un cruce de caminos encontramos a un señor de turbante y barba blanca a lomo de un magnífico elefante , que llevaba collares de metal y guardas hechas con pinturas en parte de la cabeza y la trompa.

¡Bienvenido al enigmático y fascinante norte de India!


Les recuerdo que estoy hablando de otros tiempos. Grandes avenidas para pocos coches y abundante cantidad de moto taxi, muchos de los cuales, de manera desordenada, esperaban pasajeros fuera de los hoteles. Recuerdo que bastaban 5 dólares americanos para tener el servicio a disposición durante todo el día. En la capital a cada paso descubría algo nuevo y para lo bueno y lo malo la gente destacaba como flores de floreros. Aquellos que pedían limosnas eran muy pesados y a los estafadores, de pocos recursos para desempeñar la actividad, graciosos. 

Visnú es un dios hindú
En la ciudad visité los mercados, la tumba de Mahatma Gandhi, el sitio donde asesinaron a Indira Gandhi, el Templo del Loto, el templo de Lakshmi Narayan donde supe cosas de sus dioses, la mezquita de Jama Masjid y el fuerte rojo. En la calle tuve momentos con encantadores de serpientes y me encontré con un hombre y su oso a los que no voy a olvidar nunca. Ellos son los protagonistas de la siguiente historia que, por estar fuera del tema principal, destaco en color para que todos aquellos que prefieran saltar este trozo lo hagan de manera más cómoda. 
       

“Veía unas ruinas mientras un lugareño venía detrás de mí ofreciendo con insistencia un servicio de guía turístico cuando de entre la maleza salió un tipo feúcho; flaco y alto que caminaba un poco combado y solo tenía dos dientes. Uno estaba en el maxilar superior y el otro en el inferior pero para desgracia del pobre, las piezas, no coincidían entre sí. Su rostro reflejaba odio cuando de improviso se plantó delante de mí con un garrote, en una mano, y una correa en la otra, mientras que del otro extremo de esta última un collar provisto de afiladas púas rodeaba el cuello de un oso. Este curioso personaje, además, de hacer una escena cinematográfica repetía una frase que yo no entendía, entonces, intervino el que se ofrecía como guía y me tradujo al inglés. Aquel tipo, tan feo como ruin decía que si no le daba dinero iba a golpear al oso en la cabeza con el garrote. A la distancia me arrepiento porque con un par de dólares hubiese salvado del castigo al pobre animal. Pero en aquel momento, en caliente, respondí: ‘A mí qué me importa, si el oso es tuyo’. Entonces, después de sentir la traducción el malvado le zumbó un garrotazo en la cabeza al pobre oso que instintivamente se descontroló y asentó todo su peso sobre las patas traseras. ¡Impresionante!, en esa posición sobrepasaba la altura de aquel tipo y como mínimo triplicaba su peso. En esa situación el tramposo sufrió una transformación de su rostro, que ya no era oscuro sino blanco y en lugar de reflejar odio mostraba pánico. El animal se abalanzó sobre él, lo tiró al suelo y con furia intentaba darle mordiscos. Por fortuna para aquel hombre el oso tenía bozal y todavía no me explico cómo esa pieza fue capaz de resistir a tanta rabia. De todas maneras, con sus pesuñas estaba haciendo una carnicería con el hindú. Pero sus gritos atrajeron a mucha gente; los más decididos tiraron de la correa y las púas de su collar le hicieron desistir de la embestida. Retirado el oso, pudimos comprobar que las heridas de su patrón eran muchas pero poco profundas. Aquel espléndido animal le había dado una severa lección y espero que le haya sido útil para recibir un trato mejor”. La vida está llena de situaciones extrañas.» 



Nueva Delhi capital, Agra con su Fuerte Rojo y su majestuoso Taj Mahal, y Jaipur, conocida como la ciudad rosa por la piedra empleada antiguamente  en la construcción, forman el Triángulo de Oro.
Taj Mahal
En la última ciudad nombrada recorrer sus mercados de Plata, encontrar camellos y elefantes en la calle o salir de la urbe  hasta donde inicia el desierto y ver manadas de los primeros es como entrar en un sueño.
Jaipur
India es fascinante pero cansa y además en aquella época todavía regía la ley que prohibía el ingreso de todas las empresas extranjeras y en ocasiones no encontrábamos un refresco local envasado y tampoco podíamos beber agua porque sabíamos que, en mayor o menor grado dependiendo el lugar, estaba contaminada.
Recuerdo que rumbo al norte estuve 2 días sin beber. Como se abran dado cuenta no era facíl recorrer la India en 1990, pero en un viaje
sucesivo encontré que ya les habían abierto las puertas a los productos venidos de afuera y celebré con alegría que ya no faltaba de nada. 

Antes de empezar el siguiente comentario quiero dejar bien claro que los ciudadanos de este país son buenos y honstos.

La India no puede cambiar su esencia, pero hoy está envuelta en un espiral de progreso y aquellos que la vimos, hace tiempo,  estamos  asombrados por el cambio. De todos modos debo agregar que en mi última visita (año 2012) volví a comprobar lo que ya sabía: "La gente sigue siendo mal educada, atrevida y desobediente. Todavía masca tabaco y escupe esa inmundicia que lo que toca lo enguarra.
Y por si todo eso fuese poco hacen sus necesidades en cualquier lado." Le pregunté por un servicio a un policía y el hombre me dijo: "Haga allí mismo y no se preocupe porque toda la India es baño".
Hoy viajé en el Metro de Delhi y vi a muchas personas que se sentaban en el piso y esta acción que parece ser cochina, no lo es, si pensamos que el suelo del moderno Metro está más limpio que el asiento de cualquier tren, taxi o autobús que circula por la India. A veces exagero para acentuar algo y ahora  les aseguro que este no es uno de esos casos.


Año 2012 Fotografías de:
Agra-Jaipur-desierto de Rajasthan-Jodhapur-New Delhi


Para describir a este lugar permitan que utilice un trozo de uno de mis libros. Gracias 

«El río Sagrado, marcaba mi camino, sentía el suelo que pisaba y pensaba: “Todavía siento ganas de ser de donde me coge la noche, atravesar el inmenso que hay delante de mí y encontrar el porqué de mi vida”. 

El Ganges frente a Benarés
Siento que hago lo correcto porque no me puedo quedar detrás de una ventana a esperar que cese la lluvia y salga el sol. 
Pasé por decenas de poblados, me enriquecí con sapiencias de su gente y en momentos de soledad alterné cascadas de pensamientos y charlas con el viento.
Las escalinatas
Hice sendero, más veloz o más lento, y uní destinos hasta que una hermosa mañana cuando estaba aclarando la luna todavía me estaba esperando. Entonces, la miré, eché una sonrisa y murmuré: “Sabía que llegaba y se quedó un poco más despierta para desearme suerte”.

Instantes más tarde la bella se ocultó, dejando el protagonismo, que ostentaba en los cielos, a otra importante intérprete de los sentimientos del hombre en la tierra. Esta es Benarés que resplandece por sus propias y muchos la creen la ciudad más antigua de la Tierra. 

Adentrarse en este sitio por lo que representa eriza los bellos. En sus callejuelas anidan fabricantes de brocados de seda y destacan los caminos serpenteantes entre edificios pintados de vivaces colores donde aparecen extrañas y exquisitas galerías colgantes. La localidad de los mil templos es considerada por hindúes como la ciudad más sagrada del hinduismo; los peregrinos llegan a Benarés desde todas las latitudes y grandes multitudes se reúnen a lo largo del Río Sagrado porque ellos creen que la inmersión en sus aguas purifica los pecados. 
La bondad humana
Entré en Benarés y fui directo en busca del río. Llegado hasta este punto del viaje pocas cosas podían sorprenderme y aquí encontré un cuadro que fue capaz de hacerlo. Según la creencia hindú el alma pasa por los ciclos de: “Nacimiento, muerte y renacimiento”, y esta sucesión sólo se rompe cuando el individuo adquiere suficientes méritos espirituales para alcanzar la liberación. Pero existe una alternativa a ese largo proceso y esa es: “Morir en la ciudad sagrada de Benarés”». 

Al llegar a los ghats, así es como llaman a las escalinatas por donde los individuos bajan al curso de agua, encontré a personas enfermas venidas de lejos esperando a que los llame la Muerte mientras que a su alrededor otros llenos de vida, comían, reían y se bañaban en el Ganges. En India nunca faltan vendedores y allí un ejército de estos ofrecía guirnaldas de flores y productos varios.
Las piras crematorias funcionan las 24 horas desde hace más de mil años, pero solo los impuros son incinerados y por esa razón no es extraño encontrar cadáveres de mujeres embarazadas, niños y otros flotando en el río.ç

El calor sofocante restringe la actividad durante buena parte del día, mientras que al amanecer y al atardecer el ambiente es increíble; los botes recorren el espejo de agua en medio candelas que flotan llevando deseos, la música de las ceremonias es emocionante  y los santones son grandes animadores de esta fiesta llena de peluqueros, masajistas e incluso una pequeña mafia que vende drogas y cuando puede les roba a los turistas. 


Benarés se destaca, también, por los festivales del mes de octubre cuando en la noche la gente echa lámparas, fabricadas de arcilla, encendidas al Río Sagrado. Miles y miles de estos candiles que bajan con la corriente forman un espectáculo maravilloso. Con la llegada de la primavera en la ciudad tiene lugar otra celebración muy curiosa donde locales y foráneos se untan con polvo de colores y entran en el agua. 

"En Benarés: el amor, la vida y la muerte comparten el Ganges" 

El siguiente álbum de fotografías es conveniente llevarlo a pantalla completa para ver los destalles




En 1990 la carretera que conducía a Nepal era prácticamente el único espacio elevado en tierras castigadas por el azote de las lluvias que llegan con el monzón y el agua que bajaba de la Cordillera del Himalaya. 


El autobús asecsino 
Sobre este camino se establecían los pueblos y la gente caminaba, día y noche, por esta línea de asfalto que cruzaba pastizales interminables de color esmeralda. Viajaba en un potente autobús de la marca Man que, además de transportar carga llevaba el doble de los pasajeros que cabían en los asientos. Un largo viaje para un solo conductor que no comía y solo bebía destilado para mantenerse fresco. Todavía recuerdo como protestaban unos americanos compañeros de viaje. Pero más que eso recuerdo que una noche, cuando la mayoría dormía, atropellamos a una persona y más tarde a otra que iba en bicicleta. La velocidad era excesiva, los golpes fueron tremendos y en la segunda oportunidad estuvimos a punto de volcar pero no lo hicimos porque con habilidad el conductor mantuvo el bus en el camino y el pie en el acelerador sin nunca tocar el freno. 

En los días sucesivos lo comenté con otros turistas y más de uno me respondió que el medio en que viajaron también atropelló a personas y tampoco se detuvieron a prestarle auxilio. 

Cosas de aquellos tiempos después de 2 días de viaje llegamos a la frontera con el país vecino y después de tanto soportar la sed (el agua estaba contaminada) en Nepal festejamos reencontrar refresco de una marca americana. 

Como han notado acabo de deje el país pero no se preocupen porque voy a volver a entrar en India por el sudeste de Nepal en aproximadamente 2 semanas… Gracias por seguir allí ya estoy de regreso en la India y el viaje en tren hacia el sur algo menos que terrible. 

 Gente de la calle
En la ciudad más allá de ir a ver el Victorial Memorial o cualquier otro monumento lo que enriquece nuestros conocimientos, con más penas que alegrías, es la gente. Cuando ayer veía a los habitantes lavarse los dientes con el agua que corría por la calle pensaba que desde esa situación la ciudad solo podía mejorar. Pero estaba muy equivocado y hoy 20 años más tarde es como que la ciudad se echó al abandono. Cientos de miles de personas viven bajo el cielo, con poca comida, asechados por las enfermedades y la Muerte. Hay sitio de Calcuta que parecen escenografías de un filme de terror con calles a rebosar de basura, animales muertos y carroñeros degustando su menú. Como les dije antes pensé que esto solo podía mejorar y lo peor de todo es que hoy el panorama no me permite pensar ni tan siquiera eso. Entonces, sin esperanza de rogar para que mejore ruego porque al menos no empeore. 

Un viaje y mil anécdotas
La escalera
Ahora con gusto voy a recordar un par de situaciones de mis momentos en esta ciudad ubicada en el delta que forma el Ganges al llegar al Océano Índico en el Golfo de Bengala. 
La primera graciosa: habían inaugurado un centro comercial, el único de la ciudad en aquellos tiempos y la gente no se animaba a subir en la escalera mecánica. 
La misma escalera 2 décadas más tarde
Madre Teresa
La segunda muy triste: llegué entusiasmado para ver la Casa de las Misioneras de la Caridad donde se encontraba Madre Teresa. Soné la campanilla; un poco más tarde se abrió la puerta y cuando iba a entrar una de estas señoras, vestida con el uniforme típico, me detuvo con una mano en el pecho y me preguntó: “¿Dónde va?” Joven y tonto, respondí: “Vine a ver a Madre Teresa”. Allí parece que también pensaban que todos los occidentales éramos ricos. Entonces me hizo pasar a un sitio, me pidió que tome asiento y me formulo la segunda pregunta: “¿Cuánto está dispuesto a donar?”. La forma de expresarse no me gustó nada y en Calcuta donde a cada paso aparecen necesitados no es necesario llegar hasta allí para hacer una donación. De todas maneras me costó mucho trabajo encontrar el lugar y ofrecí un billete de 20 dólares. Entonces, esta mujer sin mutar el semblante, respondió que para ver a la señora había que hacer una donación mínima de 5000 dólares. (Ya era muy famosa Madre Teresa). Cuando escuché eso me levanté para marchar y al ver mi actitud me ofreció un encuentro para una pequeña charla con otra hermana por solo 100 dólares. 
La situación se prestaba para mil respuestas, pero era de sabios, callar, saludar y marchar. (Eso fue lo que hice). Esta es una historia que forma parte de mi vida a la que no le guardo ningún rencor porque los errores se pagan y yo cometí el error de ir allá. 



Cerca de Calcuta en la región de Sundarbans, que pertenece a India y Bangladesh, encontramos el manglar —bosque capaz de tolerar una mayor salinidad en el agua— más grande del mundo, que posee una flora y fauna muy diversificada que incluye 450 ejemplares de tigre de Bengala.  Apropósito de este bonito animal que devora entre 50 y 250 personas por año, en la zona, agrego un documental muy interesante producido por National Geografic. Eltrabajo está en inglés pero detrás del botón "cc"  está la aplicación para cambiar el idioma. 
El manglar de Sunderbans es Patrimonio Natural de la Humanidad declarado por la UNESCO.


Monasterio de Hemis en Ladakh
Si van a ir hacia allá les recomiendo hacer una conexión aérea con Srinagar y les recuerdo que la zona está enfrascada en un eterno conflicto entre India y su vecino Paquistán. Cuidado con el invierno porque para que se den una idea de que tan crudas son las condiciones en esta región de los montes del Karakorum y las estribaciones del Himalaya les comento que Srinagar, que es la capital del Estado de Cachemira Jammu, ubicada, a 1770 metros sobre el nivel del mar, en el valle de Cachemira cuando termina el verano debe ceder sus funciones a Jammu. Una vez en el lugar; las excursiones, el color de las montañas, la simpleza de la gente y la visita a algunos monasterios budistas va a justificar vuestro esfuerzo. 

El clima en Cachemira 

El invierno, estación seca, dura desde noviembre hasta principios de marzo. el aire está límpido y despejado, y las montañas se hacen muy visibles, aunque las temperaturas son glaciales. En este pequeño Tíbet hay zonas donde en el invierno la temperatura desciende hasta -30 °C. Mientras que en Cachemira, entre diciembre y febrero puede llegar a -15 °C. 

En primavera y otoño las temperaturas oscilan entre 10 °C y 15 °C, y nunca bajan de 7 °C.
En verano, de marzo a mayo, el calor se convierte en sofocante y el período ideal, se encuentra entre abril y agosto. 

La India es muy grande y tanto las temperaturas como la temporada del monzón son de tener muy en cuenta a la hora de planificar el viaje

Cambian los escenarios pero el amor por la aventura es el mismo.  El siguiente enlace es una puerta que conduce a Nepal
!Sean Felices!


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