Kirguistán

Terminadas las formalidades atrás quedó Kazajstán. «Bienvenido a Kirguistán», me dijo el policía después de sellar mi pasaporte. De este lado la realidad muestra de forma abierta como los recursos vienen a menos. Es como si el dinero se terminase en una línea, la carretera está destruida y hasta la gente guapa se ha quedado del otro lado de la frontera. Por fortuna, no hay límite capaz de detener la belleza de la Naturaleza.
Entré por el Norte y salí por el Sur. Los puntos blancos indican mi recorrido


La primera parada la hacemos en un curioso restaurante montado en un grupo de yurtas de  esas que embellecen las estepas del centro de Asia, desde el mar Caspio hasta sus orígenes en Mongolia. Todas tienen su encanto pero para mi gusto las que provienen del último sitio mencionado son las de mejor manufactura. Su forma es circular, no son muy elevadas, tienen un solo ambiente y la estructura culmina en forma de cono. Las hay de materiales variados pero las que hacen honor a su historia se arman con una empalizada que solo se interrumpe donde aloja la puerta y en lo alto donde deja espacio para que pase el tubo de la chimenea. 
Destinadas a sufrir crudos inviernos y veranos terribles son aisladas, de la temperatura exterior con fieltro que a su vez viene recubierto por una lona impermeable que por lo general es favorecida por dibujos o guardas. 
Restaurante
Tomo dos huevos duros, té y un trozo de pan, por aquí así es el desayuno. Entre bocado echo un vistazo fuera y compruebo que el paisaje varía desde desértico a menos árido pero las condiciones climáticas viajan hacia los extremos. A poco de retomar la marcha; dos cabras, un puñado de ovejas, un caballo, tres bueyes y hasta un grupo de gansos camina sobre el asfalto entre medio de los coches entorpeciendo el tráfico. Era solo el anticipo de lo que estaba ocurriendo  más adelante donde un sin número de animales había desbordado una feria de ganado y tenía bloqueado por completo el tráfico. 
¡Qué simpáticos!, se mueven con gracia mientras yo me pregunto: si son capaces de comprender que de momento tienen la situación en sus manos. 
Una hora de demora y después seguimos camino hacia  la capital que se levanta al pie de montañas altas. Realmente es complicado escoger la forma de llamar a este sitio. Biskek, Bishkek o en ruso Kirguís. Con todos los demás lugares de la zona me sucede lo mismo y si a la dificultad le agregamos que yo tengo problemas para recordar los nombres es fácil deducir que en este aspecto me siento muy incómodo.
El bazar
A primera vista la capital me impresiona por su estado retro en el que operan unos viejos trolebuses en estado calamitoso y unas máquinas de lo más extrañas para mezclar un líquido dulce con gas para hacer una bebida con burbujas.
Pan de la zona
Profundizando me gustaría destacar el bazar y un extraño mercado construido con contenedores. Grandes avenidas, algunos parques y un lago completan el cuadro de una ciudad habitada por una gran variedad de etnias con supremacía rusa.  Todos los lugares son capaces de entregarnos algo extra y esas posibilidades en Kirgysztan llegan a lomo de caballo en la equitación exquisita que practican y golpe de hélice  de viejos helicópteros soviéticos que llevan a los esquiadores sobre las cumbres nevadas desde donde emprenden camino abajo por pistas imaginarias. Ahora aprovechando que estamos en el área de deportes les  comento  que durante mi estancia en el país faltaba muy poco para el inicio de  los Juegos Olímpicos de Pekín donde China para evitar la penetración de terroristas cerró las fronteras del oeste, situación que privó de seguir camino a más de un centenar de turistas que desesperados esperaban en Biskek que ocurra un milagro y se abran las puertas antes de que finalicen los juegos pero la suerte no les iluminó y tuvieron que buscar soluciones alternativas. 

Las condiciones del lugar no son las ideales para mi gusto, pero por aquí no puedo decir: “Ahora que lo vi me marcho",  porque para seguir adelante necesito un visado. El país vecino de Uzbekistán, en el intento anterior me lo negó pero  más allá de eso, como aquí el trámite se demora 10 días hábiles para entregarlo de momento voy a pasar de este país soberbio para intentarlo con Tayikistán. En la embajada me atiende una muchacha agradable que pone lo mejor de sí y logra que el cónsul firme el visado en el transcurso del día. 
Pera cuando se trata de Asia Central ninguna solución es redonda, consigo la visa pero no el permiso especial necesario para poder transitar la carretera del Palmir. Está situación me obliga a dar un rodeo terrible donde las dificultades se transforman en emociones constantes. 
Una familia de Osh prepara una fiesta
Tengo que enlazar con el país vecino del sur y el punto de partida está a cinco horas de la capital. 
En transporte público llego a Osh y lo único que de este sitio puedo destacar pasó un par de años después de mi visita cuando  una ola de enfrentamientos raciales terribles se cobró la vida de muchas personas. 
El camino alternativo es muy malo y las situación se complica porque el precio del taxi de larga distancia es muy elevado. Pero acostumbrado a ejercer de torero con dinero juego con la necesidad de un conductor y logro rebajar el contrato hasta llegar a 100 los dólares; una cifra  conveniente para ambos. 
Puente difícil
Muy temprano en la mañana nos ponemos en marcha y no demoro en darme cuenta que el trayecto es mucho más duro de lo pensado. Por momentos rodábamos por donde no hay camino y ahora estamos cruzando un puente que apenas cabe el ancho del vehículo y se mueve demasiado, de todos modos no se preocupen porque no es muy alto. No fue un paseo pero en  situaciones como estas donde solo cuenta el resultado, con gusto, pasado el mediodía festejo haber llegado a la frontera. Cojo mis cosas del coche, me despido del taxista y este me advierte de que si quiero cruzar no voy a poder evitar pagar un soborno para que me cedan el paso. Es mucho más que eso ya sobre el puesto compruebo que son unos ladrones que disponen de un espacio en un lugar estratégico. De todos modos para mí cada injusticia es un desafío y me las arreglo para joderles. Pago su cuota con billetes, que arrastro de un paso anterior por Irán, que prácticamente no valen nada pero la gran cantidad de ceros  logra impresionar con éxito a estos malos e ignorantes. 


Otro país que queda atrás. 
Segundo relato de esta parte del mundo y segundo fracaso, es que así son estos paisajes y como les cuento han sucedido los hechos. Las siguientes palabras me recuerdan a las frases falsas de esas que constantemente utilizan los políticos. De todas formas si sirve de algo os juro que no les engaño y apoyado en esa razón les pido que sigan conmigo porque van a llegar momentos interesantes. Tayikistán es el país siguiente pinchar el enlace para acompañarme. 















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