En
inglés Rwanda, es un pequeño país ubicado en la región de los Grandes Lagos de África; conocido como las
"nieblas de África", que limita con Uganda, Burundi, la República Democrática del Congo y Tanzania.
El
país posee algunos parques nacionales y parajes naturales preciosos, mientras que
su terreno ondulado le da el título de "Tierra de las mil
colinas".
Quien
escribe, en Kenia, se había unido a una expedición que iba a ver los gorilas en
el Zaire, hoy este país se llama República del Congo. El destino final era la
guinda del viaje y el tránsito por Uganda y Ruanda eran valores agregados al
paseo.
Queríamos
encontrar a Ruanda sobre el camino de la recuperación después del increíble genocidio
que había sufrido en 1994. Les recuerdo que en la masacre murieron más de
800.000 tutsis y 50.000 hutus moderados, a manos de los hutus más extremistas
que no fueron capaces de perdonar ni siquiera a la gente de su misma raza que
no aceptaba la matanza de tutsis.
Era
1996 cuando atravesamos el país y tanto en las fronteras como en las carreteras encontramos gente que
retornaba del exilio que les había salvado la vida.
Rostros
tristes y personas mutiladas o con cicatrices terribles estaban por todos
lados, espero, que ahora que han pasado tantos años, la situación haya cambiado.
Ahora
aprovecho para denunciar a la ONU por ser el mayor responsable de la masacre, al
no hacer nada por detener el genocidio. Siempre sostuve que Kofi Annan, era un inepto al servicio de las grandes
potencias que solo actúan donde hay intereses económicos.
(Les recuerdo que este pobre personaje en aquel momento era Secretario General de las Naciones Unidas y vergüenza total por ser incapaz de resolver una sola injusticia)
Volviendo
a mi experiencia en Ruanda voy a agregar una anécdota. Teníamos comida,
podíamos hacer café sobre el camión que nos llevaba y entonces solo nos
detuvimos en Kigali, la capital, para comprar algunas cervezas y refrescos.
Recuerdo
que los encargados de la compra marcharon; demoraban en su regreso y eso dio
lugar a que muchos muchachos se acercasen a nuestro transporte. Nosotros permanecíamos
arriba y ellos nos hablaban desde abajo.
Decían
que querían venir con nosotros. Y su idea ganaba entusiasmo, porque el driver
(conductor) llevaba un ayudante de color y una pasajera rubia se había flechado
con el muchacho y ella demostraba ser cariñosa. En nuestro grupo había otras
tres muchachas, también con sus cabellos dorados.
Mano
la situación se transformaba y ya no decían solo que querían venir con
nosotros; querían venir con nosotros y tener lo que su hermano de color tenía,
una muchacha blanca.
Venían
más de ellos y nuestras compañeras australianas comenzaron a tener miedo. Entonces,
yo les dije: “¡Muy bien! Aquél, que tenga pasaporte viene con nosotros”. Como
era lógico nadie tenía pasaporte. Entonces pregunté: “¿Quién tiene pasaporte?”
Y nadie levantó la mano. Tenía que quitar presión y para hacerlo tenía que alejarlos
del vehículo; les dije: “Los que no tienen pasaporte vayan a la policía y les
dicen que le den un pasaporte para venir con nosotros. Hay tres chicas libres y
los tres primeros que regresan con el pasaporte vienen con nosotros.
Fue
increíble que algo tan tonto funcionase; nunca voy a olvidar como partieron a
toda carrera y lo rápido que corrían.
África
es así, la gente no sabe nada de nada y hay que tener mucho cuidado porque
cuando se agrupan y quieren algo, son capaces de hacer lo peor con tal de
conseguirlo.
Esto
lo sé de primera mano, porque dos veces quisieron asesinarme en el continente negro.
(Estos detalles están detrás del enlace: “A punto de morir en el Continente Negro”
Esa
misma noche llegamos a la frontera con el Zaire, y en la mañana, pagamos los
correspondientes sobornos, entramos y disfrutamos con un hermoso grupo de
gorilas. (La historia esta detrás del enlace: “Gorilas en el centro de África”).
Volviendo
a este país encuentro en un documento de Wikipedia que la densidad demográfica, alta y en aumento, junto
a la disminución de la fertilidad del suelo y el clima incierto hacen de Ruanda
un país donde la desnutrición crónica y la pobreza endémica se
extienden a pasos agigantados.
La
historia de los orígenes de la gente que puebla estas tierras hasta llegar al
genocidio pueden leerlo en el siguiente destacado a color o seguirlo en el
audiovisual que aparece al pie de página. Es cuestión de disposición de tiempo porque en leerlo se demora 6 minutos y el audiovisual, que trata de lo mismo, pero lógicamente es más completo demora 52 minutos.
En
un principio el territorio ruandés estaba habitado por los pigmeos de origen twa, que se dedicaban
especialmente a la caza. En el siglo XI,
estos recibieron a los hutus, que se establecieron de forma sedentaria y convivieron
con ellos en paz. Más tarde, en el siglo XIV llegaron
granjeros tutsis a
la zona y pasaron a formar parte de una sociedad constituida por twas y hutus.
En el siglo
XVI los tutsis comienzan una campaña militar contra los hutus y se
convierten en señores de la mayoría hutu en algo así como una sociedad de
señores feudales con un rey, mwami. A finales del siglo XIX,
los alemanes conquistaron el país. Tras la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones entregó el
territorio a los belgas y tras la Segunda Guerra Mundial la ONU con ayuda belga
pasaría a dominar el territorio. Los belgas agudizaron las diferencias de clase
señalando a un tutsi con menos de diez vacas como un hutu y consecuentemente
imponiéndole trabajos forzados. Hasta 1950 la educación estaba disponible solo
para tutsis.
El
rey Mutara III Rudahigwa, que
había gobernado durante cerca de tres decenios, murió en 1959 y, entonces,
los tutsis obtuvieron el poder. Esto contribuyó a una serie de rebeliones de
hutus, que demandaban igualdad de derechos, en las cuales decenas de miles de
tutsis perecieron. En 1961, con el apoyo de los colonos belgas, la mayoría hutu
tomó el control del gobierno, aboliendo la monarquía tutsi y declarando a
Rwanda república.
La
independencia de Ruanda no fue reconocida internacionalmente hasta el primero
de julio de 1962, cuando Ruanda y su vecino Burundi lograron formalmente su
independencia.
Más
de la mitad de los tutsis de Ruanda huyeron del país entre 1959 y 1964. El
general Juvenal Habyarimana, de la etnia hutu, tomó el
poder en un golpe de estado en 1973 en medio de otro período de conflicto
étnico. Habyarimana logró triunfar en la guerra civil y permaneció como
presidente y en 1978 promulgó una nueva constitución.
Habyarimana
tenía un control absoluto del país porque, además, de ser presidente, dirigía
al partido político hegemónico y era el jefe supremo de las fuerzas armadas.
Gracias a este control fue relegido en 1983 y 1988.
En
octubre de 1990 ruandeses exiliados, opositores al régimen de Habyarimana,
organizados en el Frente Patriótico Ruandés (FPR) y su brazo armado, el
Ejército Patriótico Ruandés (APR, Armée Patriotique Rwandaise), invadieron el
país con el apoyo de Uganda, iniciando una guerra civil para derrocar al
régimen. Habyarimana fue flexible e inició una serie de reformas políticas que
derivaron en la redacción de una nueva constitución en 1991.
Pero
desde 1991 el régimen de Habyarimana había incrementado la represión a la
población en una guerra de baja intensidad para acabar con la oposición tutsi,
utilizando el racismo como eje, e instigando y encubriendo las masacres masivas
de dichas poblaciones.
Los
asesinatos fueron perpetrados por grupos paramilitares (principalmente los Interahamwe e
Impuzamugambi, grupos originalmente organizados en el sector juvenil de los
partidos políticos hutu). Los paramilitares hutus eran más de 30.000,
recibieron entrenamiento militar del ejército ruandés y el apoyo/encubrimiento
del régimen de Habyarimana.
A
través de la Estación de radio "Des Mille
Collines", una estación privada, se difundía impunemente la propaganda
racista y genocida en contra de los tutsis. La radio en Ruanda tiene un papel
central en la comunicación, ante el pobre desarrollo de los periódicos y la
escasa penetración de la televisión. La Estación "Des Mille Collines"
alentaba en su programación diaria a los hutus a asegurarse de que los niños
tutsis también fueran asesinados y a llenar las tumbas cavadas para enterrar a
los tutsis. La radio también inició una campaña en contra del FPR y de todos
los partidos de oposición.
El
gobierno de Habyarimana introdujo nuevamente las tarjetas de identidad étnica,
usadas por los belgas en los años 30. Estas tarjetas permitieron a los
paramilitares elegir fácilmente a sus víctimas. Los paramilitares pronto
cerraron carreteras y revisaban a cada persona que pasaba para eliminar a los
tutsis.
El
gobierno creó además listas de personas que deberían ser asesinadas,
identificando en ellas a los partidarios de la transición política, a los
adversarios políticos, a aquellos involucrados en el movimiento de Derechos
Humanos, etc. Incluso algunos hutus proclives a la reforma fueron condenados a
muerte. En esas listas se incluía a la totalidad de la población tutsi.
En
abril de 1992 se integró un gabinete de transición multipartidista para
gobernar el país. Las medidas tomadas propiciaron la firma de un acuerdo de paz
entre el gobierno de Habyarimana y los rebeldes del FPR en Arusha (Tanzania),
en agosto de 1993.
Apenas
más tarde, en 1994, un misil derribó el avión donde viajaban los presidentes de
Borundi y Ruanda y esta acción sirvió de detonante para comenzar un genocidio
premeditado, que en solo 100 días terminó con la vida de un millón de personas.
El mapa muestra el recorrido que atraviesa Ruanda y concluye en el Zaire, hoy República del Congo
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