Los
que me siguen están viendo que estoy presentando a la España que conozco
siguiendo un recorrido.
pues ese mismo camino que dejó atrás Aragón y entró en la Comunidad Foral de Navarra, nos lleva a una urbe mágica.
Antes de continuar tengo que agregar que esta comunidad tiene su origen en el antiguo Reino de Navarra, vigente hasta 1841.
pues ese mismo camino que dejó atrás Aragón y entró en la Comunidad Foral de Navarra, nos lleva a una urbe mágica.
Antes de continuar tengo que agregar que esta comunidad tiene su origen en el antiguo Reino de Navarra, vigente hasta 1841.
Pamplona
La ciudad que consiguió ser un reino, fue fundada en el 74 a. C., por el general romano Pompeyo y con el tiempo llegó a convertirse en una de las poblaciones más importantes del territorio de los vascones...
La ciudad que consiguió ser un reino, fue fundada en el 74 a. C., por el general romano Pompeyo y con el tiempo llegó a convertirse en una de las poblaciones más importantes del territorio de los vascones...
... Con
el fin de las invasiones de los pueblos germanos del siglo VI,
los visigodos de Toledo se establecieron en Pamplona, para desde allí dirigir
sus campañas contra los vascones, pero en el siglo VIII los árabes se
hicieron fuertes en la península y de ese poder no escapó el territorio pamplonés.
La sumisión árabe se prolongó hasta la primera mitad del siglo IX, cuando la nobleza local aliada a la familia Banu Qasi, consiguió la consolidación de un núcleo de poder independiente liderado por Íñigo Arista, que convirtió a Pamplona en la capital de su propio reino: “El Reino de Pamplona”, luego fue el Reino de Navarra, pero en 1512 la ciudad fue ocupada por las tropas enviadas por Fernando el Católico y algunos años más tarde con la rendición definitiva el antiguo reino navarro, sin perder su condición de reino, quedó anexionado en la corona española.
La sumisión árabe se prolongó hasta la primera mitad del siglo IX, cuando la nobleza local aliada a la familia Banu Qasi, consiguió la consolidación de un núcleo de poder independiente liderado por Íñigo Arista, que convirtió a Pamplona en la capital de su propio reino: “El Reino de Pamplona”, luego fue el Reino de Navarra, pero en 1512 la ciudad fue ocupada por las tropas enviadas por Fernando el Católico y algunos años más tarde con la rendición definitiva el antiguo reino navarro, sin perder su condición de reino, quedó anexionado en la corona española.
En
la actualidad, la mayoría del nacionalismo vasco la considera también
capital histórica de Euskal Herria.
Pamplona
tiene un patrimonio muy importante; en el casco antiguo encontramos calles
históricas como “La Cuesta de Santo Domingo”, donde da inicio el encierro de San
Fermín o calle Estafeta, donde se encuentra la curva en el camino que siguen los
cabestros, los hombres y los toros bravos durante el encierro. La catedral es
preciosa y el edificio del ayuntamiento es muy bello. Hay otros sitios
emblemáticos, como el Palacio de Navarra, el Portal de Francia y la Plaza del
Castillo.
Pamplona
es conocida en el mundo entero por esta tradición tan hermosa como excitante, que
voy ha describir utilizando un extracto de mi libro: “La Llave”, donde aparece
la voz de un locutor de radio de una emisora madrileña en contacto con sus
oyentes en un programa de madrugada.
«Muy
buenos días; una en punto de la madrugada, y como es costumbre referir, una hora
menos en las Islas Canarias, por favor, permitan que agregue la diferencia con
mi país: cuatro horas menos en Buenos Aires.
Hoy
es sábado 7 de julio y esta madrugada me acompaña la nostalgia hecha
matemática. Faltan algo así como cinco horas y cuarenta y cinco minutos para
que la banda de música de la ciudad de Pamplona, salga a tocar diana. Faltan
seis horas para que quien les habla cumpla años y siete de sesenta minutos para
que se lance el primer cohete que da inicio al San Fermín y desde los
corralillos de Santo Domingo salga la manada de cabestros seguida de seis toros
bravos. ¡Amigos!, esta misma mañana comenzará el primero de los ocho encierros
de la fiesta popular que se prolonga más allá de las doscientas horas. Los más
afortunados estaremos allí, y los que no a las ocho en punto de la mañana de
cada día podrán seguir el encierro en directo por la tele, incluso lo podéis
hacer por Internet, desde cualquier parte del mundo, tomen nota esta es la
dirección de la página:
Los
Sanfermines están en la calle y la fiesta pertenece a todos. En armonía
conviven celebraciones religiosas con fiestas paganas. La elegancia con que se
llevan los actos oficiales contrasta alegremente con el bullicio popular del
culto al toro, al vino y al buen comer de la tierra. En estas fiestas
participan todos, parroquianos y foráneos, con un único fin: “Divertirse”.
Arriesgada y excelente oportunidad para quien quiere poner en marcha su fábrica
de adrenalina. Trajes blancos y pañuelos rojos al cuello, animan la calle.
Buena bebida y mejor papeo endulzan el alma. El Tendido del Sol se inunda de
color cuando llegan las peñas con su música y su canto. Las comparsas de
cabezudos y gigantes animan la fiesta por el día y cuando cae la noche los fuegos
artificiales regalan un mundo de luces, color y alegría.
Marcha
hasta que el cuerpo aguante, abunda el Kalimotxo, una mezcla típica de Navarra
y el País Vasco, compuesta por vino tinto y gaseosa cola. También se bebe
birra, como se suele llamar a la cerveza, copas de vino y combinados de destilados.
Música
y baile; la juerga se prolonga durante toda la noche hasta que se cierran los
bares y la banda sale otra vez a tocar diana. La gente la acompaña y después
todos a tomar lugar en el segundo encierro. Allí se distribuyen; los más
audaces se preparan para correr con los animales y el resto busca sitio para
gozar del espectáculo detrás de las vallas. Así cada día hasta llegar al 14 de
julio. Llevo la mitad de mi vida de este lado del charco, trabajando hasta no
hace poco solo en verano, y después de decir tantas veces: “El día que cambie
de trabajo y de vida mi cumpleaños lo voy a pasar en Pamplona”; por fin, llegó
el momento de cumplir con mi sueño y mi palabra porque cuando mi voz se deje de
oír en vuestros aparatos quien les habla saldrá camino al aeropuerto para coger
un vuelo que lo lleve a unirse a la fiesta.
Saludos,
hasta la próxima y ¡Felices Sanfermines para todos!»
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