Corea del Norte inédita

Este trozo de tierra en el extremo este de Asia, que limita con China, Rusia y Corea del Sur representa uno de los sitios más desconocidos del planeta. Por esa razón, aprovechando esta oportunidad, les invito a que me acompañen y juntos le haremos una visita. Antes de iniciar deseo agradecer al Gobierno de la República Popular Democrática de Corea por otorgarme el visado necesario.
Después de haber visitado todos los países comunistas del planeta, decir siempre lo que pienso y hacer lo que mandan mis sentimientos agradezco, también, que conocida mi opinión sobre su ideología me hayan dejado desarrollar, tal como estaba previsto, el paseo. Ahora, terminadas las formalidades vamos a comenzar con el viaje.

1132  kilómetros separan Pekín de la ciudad de Dandong que se levanta a horillas del río Yalu, curso de agua que ejerce de frontera natural entre China y Corea de Norte. Hasta aquí la Dinastía Ming extendió La Gran Muralla. “La ciudad es pequeña pero sabrosa”, y las 24 horas de tiempo que tenemos a disposición serán suficientes para hacer un agradable reconocimiento. Por aquí llegan contados occidentales y yo que recorro los barrios andando veo como los grandes me observan sorprendidos y los niños con alegría. 
El puente de la amistad es el único sitio habilitado para entrar, por vía terrestre, en el bastión comunista desde el Gigante Asiático. A su lado The Broker Bright (El Puente Roto) es la atracción estrella del lugar; dice la historia que, durante la guerra de las 2 coreas, por aquí pasaron más de 2 millones de voluntarios chinos para unirse a las filas del Norte, razón que obligó a los americanos a arriesgar el ataque que logró inhabilitarle. Hoy sigue como después del bombardeo y junto al Museo de la Guerra forma los pilares que atraen turismo del país a la ciudad. Para los chinos este viaje, ya sea hasta la horilla del río o ir más allá para ver donde lucharon los suyos, representa el homenaje a sus valientes. 


El puente (la primera foto es de wikipedia)



Llueve y del otro lado nos llegan noticias de que el enemigo está haciendo maniobras provocativas cerca de la Zona Desmilitarizada. De todos modos hoy nos vamos a la cama y mañana vamos a ver qué pasa…
Cuando sonaban los despertadores en una ciudad que seguía azotada por la lluvia, llegamos a la estación, hicimos los trámites necesarios y abordamos un tren chino que nos trajo hasta Sinuiju, primera urbe norcoreana después del río. Aquí, cuando atrás quedó el control protocolar para impedir la entrada de sistemas electrónicos ajenos a una filmadora o cámara fotográfica, nos enteramos de que no va a ser fácil llegar a Pyongyang, capital, porque ayer un tifón entró en la península, el tren descarriló y está viniendo con 14 horas de retraso. La visita tiene sus reglas y para garantizar su cumplimiento a mí, el único occidental entrado este día por este sitio, me asignan una guía —con alegría recibo la noticia porque a un desafortunado hoy le acompaña la suerte— es una muchacha bonita, culta y agradable. Tenemos tiempo y después de las presentaciones por su parte llegan las preguntas. Apenas estaba del otro lado de la línea y cerrado en mis principios por no faltar a la verdad arriesgaba respuestas de esas que por sí solas eran capaces de mandarme de vuelta antes de iniciar la visita. Por suerte parece que esta gente más allá de lo que se dice de ellos respetan las ideas de los otros.
¡Por fin abordamos un tren!, por así llamarle. “La verdad no ofende a nadie.” Bajo este concepto sin ser exagerado, ni buscar ser arbitrario voy a contar lo que veo. Todo el sistema ferroviario está consumido ultrapasando sus límites y tanto los binarios como las locomotoras no dejan que el convoy desarrolle una velocidad superior a la que permite el abordaje utilizando una bicicleta o un caballo. Siguiendo con las comparaciones utilizando animales os digo que a pesar de estar acomodados en una carroza parece que vamos a lomo de un camello. Los compañeritos de nuestro tren que en lugar de pasajeros llevan piedra o carbón tienen más agujeros que chapa y, para poder transportar la carga, los reparan con palos y paja. Como les dije la línea ayer sufrió un descarrilamiento y la situación hizo que hoy miles de personas hayan sido conducidas hasta el paralelo de hierro para intentar que no deje de funcionar el servicio. Vinieron todos y ver esas manitas, arrugadas de los ancianos y frágiles de los niños, picando y acomodando piedra por piedra, da mucha pena. Momentos como estos nos llevan a preguntar: “¿Por qué imponer tanto sacrificio para sostener lo insostenible?”
Es hermoso viajar a puertas y ventanas abiertas, saborear la brisa y apreciar los colores del campo. La tierra se trabaja con plena escasez de maquinaria y muy de cuán en cuán vemos algún tractor que nos hace pensar que nunca salió de una fábrica sino de los lápices que crearon el cartón animado. Las vacas tiran de carros rudimentarios con ruedas de madera y a pesar de la lluvia los pueblos están vacíos porque sus habitantes están trabajando en el campo. En una de las tantas escenas de dolor he visto a cientos de personas construyendo un puente, seguido de una carretera, con una pequeña hormigonera cacera; estoy seguro de que terminar le llevará sus años. Nosotros sobre el tren no vamos mucho más rápido, de todos modos, atrás van quedando las penas que más adelante se mezclan con contadas alegrías, como cuando el paisaje nos muestra a una niña recorriendo el camino que separa los rízales arreando una línea de patitos amarillos. Horas de marcha sirven para valorar la actitud de un pueblo que da muestra de estar dispuesto a asumir cualquier sacrificio. En un día diáfano está cayendo la tarde, y la gente se retira cuando el agua de las acequias todavía es capaz de reflejar la figura de sus almas en fuga. Un poco más allá vemos un grupo de garzas blancas que marca puntos suspensivos detrás de la línea que va abriendo el arado de mano del último campesino. 
Ahora el convoy se detiene en una estación y en el andén encontramos un centenar de mujeres y hombres. Es zona rural y podemos asegurar que estas personas acaban de dejar sus herramientas de labranza para armarse con fusiles de madera e ir algún sitio a realizar prácticas de guerra. Respeto y silencio por parte de los chinos que viajan conmigo, mientras sus miradas cruzadas buscan respuesta a la pregunta combinada: ¿Ante una escena de este tipo qué hacemos? ¿Reímos o lloramos?

Fotografiando mundo con cuidado porque sé que en norcorea me están mirando

Un vistazo desde el tren



Sin prisa pero sin pausa llegamos Pyongyang pensando que más de la mitad del país está alistado en el ejército pero más tarde vamos a poder comprobar que muchos de los que llevan uniforme militar están abocados a tareas no relacionadas con las armas.
No siento que, después de su excelente acogida y hospitalidad, les estoy traicionando con mi relato, de todos modos, agradezco haber llegado a la capital donde encuentro facilidades válidas para maquillar el argumento. 
El primer día se fue, estoy llegando al hotel y todavía no he logrado contabilizar más de una decena de automóviles; cabe destacar que son todos vehículos importantes clara señal de que pertenecen al Gobierno.

 Más allá de la frontera se comenta, de forma equivocada, que aquí no hay telefonía móvil, pues hoy por delante de mis ojos desfilaron un puñadito de aparatos. En los días sucesivos aumentaron los coches mientras que la cantidad de teléfono se mantuvo estable. En las calles se ven vehículos de transporte desgastados; tranvías y trolebuses en igual estado. Donde incluso las bicicletas escasean  la  motobicicleta es un lujo  de unos pocos  privilegiados. Es extraño ver grandes avenidas vacías y las aceras repletas de gente que camina y para coger un medio público nadie se salva de soportar una fila de varias docenas de metros. 
Pyongyang es una ciudad con más de 3 millones de habitantes, pulcra y ordenada, situada a orillas del río Taedong que conecta la urbe con el Mar Amarillo. 
Miles de toneladas de bombas llovieron sobre la capital durante la guerra entre Koreas, y muchos países del entorno norcoreano recomendaron al Gobierno pasar de reconstruir la ciudad en su lugar original pero esto es un pueblo, trabajador y orgulloso de sí mismo, que contra todo pronóstico no movió a Pyongyang del lugar donde se fundó en el año 2333 a. C. 

La gente es respetuosa y que las autoridades no permiten a los extranjeros conversar con ellos, también son habladurías de más allá de la frontera. 

Gastronomia norcoreana

Dueños de una gastronomía exquisita, rica en pescado, verduras, tofu y carnes; entre sus platos principales destacan una sopa fría de fideos; cocinar alimentos, en la misma mesa, con agua hervida al fuego  de mechero y una ensalada de repollo en salsa picante. Quiero remarcar que en país no existe un solo restaurante basura situación que mantiene a la población exenta de obesos, en estos 4 días no vi una sola persona un poco excedida de peso.
Los lugares emblemáticos de la ciudad son: La Plaza Kim Il Sung, donde tienen lugar las grandes mítines de Partido y los espectaculares desfiles militares que ofrecen las imágenes más vista del país en el exterior. El Gran Palacio de Estudios del Pueblo que alberga una biblioteca con más de 30 millones de ejemplares, la Torre Juche y el Monumento de los Trabajadores del partido, que presenta  a un trío de manos fuertes aferrando el martillo, la pluma y la hoz. Pyongyang posee el Arco del Triunfo más voluminoso del mundo e insistiendo en el intento de ser mejor y más grande la ciudad cuenta con 2 de los estadios con mayor capacidad de espectadores que existen. Es poseedora también del Metro más profundo del planeta, y a esto último le encuentro sentido porque en caso de sufrir un ataque el lugar se puede utilizar como refugio antibombas. Algún día saldrán a la luz los secretos que realmente esconden esos túneles que recorren 17 estaciones subterráneas.


Metro de la capital


Después del trabajo o los estudios llega el momento de dedicar el tiempo a las prácticas del partido y camionetas provistas de parlantes ocupan puntos estratégicos para alentar —con música propagandista del régimen— a la gente que busca llegar deprisa al sitio donde debe desarrollar su actividad. En este sentido, es agradable visitar el Palacio de los Niños, donde los más jovencitos practican artes distintas que cada día presentan en un maravilloso espectáculo desarrollado en común. 


El Palacio de los Niños



En los alrededores visitamos la Villa de Mangyongdae, lugar de nacimiento de  Kim Il-sung, fundador de la República, hoy desaparecido pero nombrado “Presidente Eterno”, que goza del amor de su pueblo. Todos sin excepción le recuerdan llevando un prendedor con su rostro en el lado izquierdo del pecho. Por su parte su hijo, Kim Jong-il, que asumió como jefe supremo y comandante del Ejército en 1994, después de la desaparición de su padre, siento que goza de respeto pero no de cariño. Sobre este tema dudo equivocarme por la claridad con la que se expresan al respecto los norcoreanos. En la actualidad del plano político, aparece una tercera generación de gobernantes de la misma familia, en este caso, representada por Kim Jong Un, recientemente, nombrado heredero de los poderes políticos de su padre desplazando a su hermano mayor caído en desgracia que ahora vive en Macao. Reconozco que poco me gusta preguntar, de todas maneras a chispazos lo hago y noto que de momento existe una mezcla de indiferencia batida con una pizca de desconfianza del pueblo hacia el último de los mencionados.
Durante el día la visita no nos da tregua y cuando llega la noche nos guardan en el hotel donde, además, de un puñado de restaurantes y el casino hay una discoteca con las puertas siempre abiertas y los responsables de cuerpo presente ocupando su sitio en la entrada, hasta aquí todo es normal mientras que dentro es distinto. Nunca hay nadie y, entonces, para que va a sonar la música, tampoco se ven camareros o botellas de bebida alguna. Cosas de la ciudad que luce orgullosa el edificio de 105 pisos del hotel Ryugyong, poseedor de un exterior precioso hasta el punto que ustedes serían incapaces de creer que el interior está vacío porque la obra paralizada desde el año 1992 está sin terminar. 

Imágenes de la capital, la propaganda comunista y su gente






Visitas que por sí solas valen el esfuerzo del viaje

En el Norte, encontramos las montañas de Myohyang que alcanzan los 2000 metros, sobre el nivel del mar, presentan una hermosa vegetación y abundan los cursos de aguas cristalinas que bajan al valle. En ese marco maravilloso Kim Il Sung mandó a construir un edificio exuberante de seis plantas que alberga la “Exposición Internacional de la Amistad”, donde se exponen los regalos que recibió durante su desempeño al frente del gobierno e incluso después de muerto. Más de 220 mil obsequios importantes son custodiados por los muros del lujoso edificio. Hay un segundo complejo anexo que contiene los regalos que está recibiendo su sucesor.

Esto de hacerles tantos regalos a esta gente, que tiene a este pueblo de esta manera, es una verdadera hipocresia. 



Ahora sin la necesidad de abandonar la zona visitamos el templo milenario de Pohyon formado por una serie de pabellones y templetes que marcan la historia budista.


En el Sur, la Zona Desmilitarizada, (DMZ) representa el momento más importante de este viaje. Después de la presentación histórica gráfica por parte de un oficial de alto rango a mi guía se suman dos soldados, en labores de escolta, y entramos en la zona donde cada bando tiene derecho a patrullar los 2 kilómetros, que les pertenece, con una cantidad limitada de armamento. La zona tiene  238 kilómetros de longitud por 4 km de ancho sobre el paralelo 38. Ahora nos encaminamos por un canal abierto y a ambos lados me llama la atención un sistema de bloques de cemento unidos por un cable de acero que permite a un solo hombre con un simple martillo bloquear la entrada a todo tipo de vehículos, incluyendo los poderosos blindados, en no más de un par de minutos. Más allá del ingreso visitamos la villa de Panmunjom donde se firmó el armisticio sin llegar a un acuerdo para declarar el final de la guerra que técnicamente nunca ha finalizado. Hoy la aldea ha desaparecido y el edificio construido, en tan solo 48 horas, para llevar a cabo la reunión donde se firmaron los documentos hoy es sede del Museo norteño de la Paz. Sentarse en la mesa donde en 1953 ocurrieron estos hechos y más tarde ir más allá para visitar el Área de Negociación conjunta (JSA), siglas del inglés de la Joint Security Area —donde cada vez que hay que discutir una situación, entre las partes, se utilizan unos viejos edificios azules— son momentos capaces de erizar los bellos. 


La zona mas peligrosa del mundo



No sé ustedes pero yo después de esto estoy hecho y, además, siento deseos de abandonar este escenario. La plena libertad es lo más preciado que tiene el hombre, entonces, a pesar de estar conducido bajo mi consentimiento no deja de ser un encierro, exagerando incluso podríamos llamarle secuestro voluntario.
Curiosidades dispares
La DMZ, casi despoblada favorece a un hábitat natural con gran biodiversidad ecológica. Entre las especies que en mayor o menor número pueblan la zona podemos encontrar el gato salvaje coreano, la grulla de corona roja, las he visto,  el leopardo del Amur y el tigre siberiano. Esto sí que representa un tesoro. 
El mal tiempo y algunas restricciones hicieron que pierdan considerable calidad mis fotos. Yo sabía que en tan solo contados lugares se permitían realizar tomas. Más allá de eso solo una vez se me recordó el detalle pero antes de abandonar el país “sorpresa”. Nos volvieron a revisar y, además, nos pidieron que les entregásemos las cámaras. Después, sin regaño alguno, nos las devolvieron con todas las fotos que consideraron ofensivas canceladas. De todos modos, hay programas que las recuperan y sin ánimo de presentarme como el listillo de turno lo hice para poder compartirlas con ustedes.
”Yo que tuve la suerte de visitar y hablar con los habitantes de Corea del Sur y ahora hacer lo mismo con los del Norte, les puedo garantizar de que ambos desean la reunificación. Entonces, hago un alto y me pregunto: ¿Por qué no termina esta pesadilla? Pues una de las razones es porque las respuestas, de uno y otro lado de la línea, son muy distintas. Los comunistas culpan a los americanos por la seguidilla de fracasos. Mientras que el Sur alude que los líderes fanáticos del Norte son los únicos responsables del calvario que por más de medio siglo consume a su pueblo.”
Tenía una duda y no iba a regresar a China cargando con ella, por esa razón, me dirigí a un grupo de coreanos ligados al poder con los que había tenido trato en el hotel y después de una introducción planteé la pregunta de esta manera: “Ustedes desean la reunificación”, pero no pensarán que con lo bien que viven en el Sur se van a juntar bajo el paraguas del sistema comunista para penar por las mismas necesidades que ahora sufren ustedes”. Tengo que reconocer que me sorprendió su respuesta: “Kim Il Sung, nuestro Presidente Eterno, siempre sostuvo que la prioridad es la reunificación. Siguiendo ese camino primero nos reunificamos y después entre todos elegimos el sistema”. 
Tan cerca y tan lejos de conseguirlo, yo por mi parte me despido con la promesa de regresar cuando lea la noticia que diga: “Por fin las dos partes llegaron a un acuerdo para seguir su camino unificadas”.

Antes de irnos dejen que comente algo que me parece importante: la televisión es incapaz de llamar la atención a un hombre prehistórico, las peliculas son una secuencia de imágenes sudtituladas y las telenovelas que completan el cuadro desde el punto de vista técnico y artístico son terribles. Yo creo que si capturan a un espía no hay peor castigo que ponerlo a ver la televisión.


Ahora, sí, hasta la próxima. 



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