Georgia


En la frontera imaginaria entre Europa y Asia se encuentra este país con una cultura milenaria y cualquiera que, como yo, ingrese a Georgia, desde Turquía, atravesando el río Sarpi en la desembocadura del mar Negro entra en la:


Llegué al Cáucaso en otoño y recuerdo que hasta mi ingreso el buen clima cubrió mis espaldas; después marchó diciendo: “Ahora te las arreglas…”. 
Cuando uno entra en un sitio nuevo, de estas características, tiene la sensación de ver a leones dentro de la arena de un coliseo que le están esperando. Uno no conoce la lengua, debe confirmar o buscar información y, además, todavía no tiene la moneda del país. Estos tres ítems mencionados, más otro puñado, dan vida a un juego emocionante que a mí personalmente me emociona. Recuerdo que en aquel caso la gente colaboró y no hubo complicaciones.

En taxi compartido viajé a Batum, capital de esta república ubicada a orilla del mar antes mencionado y de esta ciudad me quedan las imágenes de una playa de piedra, algunos edificios emblemáticos y un restaurante modesto donde servían comida agradable. 

A todos aquellos que le interese seguir la situación geopolítica de la región del Cáucaso, después del año 2008 hasta la fecha solo tienen que observar el siguiente mapa.



A menos de un centenar de kilómetros bordeando el mar Negro hacia el norte se encuentra esta república que Rusia y algunos países (muy pocos) la consideran independiente, mientras que el resto del mundo asegura que es parte de Georgia. Este último país la considera república autónoma, pero debido a que el territorio está ocupado por Rusia, su Gobierno está exiliado en la capital georgiana. 
Monasterio en Adjasia

Con playas bonitas y montañas coloridas, Adjasia, que fuera uno de los lugares preferidos del mismo Stalin, a la hora de hacer turismo hoy  lucha con las armas que tienen para sacar adelante todo lo relacionado con la industria de este tipo. Sepan que según el Gobierno georgiano es ilegal que los extranjeros visiten Adjasia y las multas estan cifrada en 1200 dólares americanos.
La página siguiente está desarrollada por el ministerio de turismo de Adjasia http://abkhazia.travel/en/pitsunda
De todos modos, no pasa nada y seguimos adelante. Para llegar desde Batum hasta la frontera, donde de momento no se necesita visado es posible coger un autobús de esos que salen cuando se ocupan todos sus asientos o un taxi de larga distancia; si llegan por aquí y desean afrontar esta segunda opción recuerden que los precios en toda la región, para los occidentales, son muy convenientes. 

La situación es complicada y la falta de seguridad, existe. Entonces, solo en caso de que seas un aventurero orgulloso de esos que necesitan poder decir a sí mismo: “Estuve allí y lo he visto”, recomiendo visitar el sitio. Esta es una ruta de peregrinos y ellos  también les recomiendo que de momento se mantengan al margen. 

Georgia es un país pequeño y sus carreteras no están en las mejores condiciones, por esa razón, aproximadamente a 3 horas de la costa en dirección este, a la orilla del río Kura, vamos a encontrar la capital.



En el momento que nos conocimos predominaba el gris, pero de todos modos sé que en primavera sus colores son preciosos. De la ciudad destaco los edificios antiguos a pesar de que en muchos casos hay que centrar la mirada en un trozo pequeño y a partir de allí imaginar cómo fue todo el resto. Es que es evidente que el fantasma de las ruinas desde hace mucho tiempo campa a sus anchas por la ciudad. En Tibilisi la ribera del río es la puerta que nos conduce al tesoro, que no me atrevo a definir bello pero sí muy interesante. En la capital de Georgia los mercadillos brillan de día y cuando el sol se va a la cama se pone en marcha un buen circuito de marcha que incluso atrapa.

Gracias por acompañarme hasta aquí, donde  termina la sección de turismo  de esta página. 

Ahora aprovechando el espacio voy a agregar una protesta con la intensión de llamar a la  reflexión a todos y cada uno de los ciudadanos del mundo para que situaciones como las  que muestran las imágenes, a continuación, no se repitan  nunca más.



A menos de 100 kilómetros al noroeste de Tibilisi esta Osetia del Sur, una república autónoma de Georgia que se declaró unilateralmente independiente en 1990 y tras vencer la guerra se convirtió en una república independiente de facto, sin embargo, Georgia que la considera suya en el año 2008 lanzó un ataque criminal contra Tsjinvali, ciudad capital, ubicada cerca de la frontera causando la muerte a miles de civiles.

Las imágenes muestran lo que sucede después de que los gobernantes sumergen a sus pueblos en  guerra, pero cuidado porque la culpa es de todos. Por esa razón, ruego que unamos esfuerzos para solucionar esto.



Acción - reacción, las fuerzas rusas cruzaron el moderno túnel de Roki desde Osetia Del Norte y recuperaron la región, pero esta solución, entre paréntesis, aumentó el desastre.  

Fue una refriega espeluznante y está comprobado que desde ambos bandos se han cometido todo tipo de excesos. La situación que se creó es extremadamente delicada y requiere de fundadas explicaciones que obligan a formular unas preguntas: 
¿El mandatario georgiano actuó solo o fue empujado a cometer tal masacre por los representantes de alguna potencia occidental para provocar y debilitar a Rusia en el plano internacional? La respuesta tal vez no la sabremos nunca, por esa razón, y muchas otras de este tipo: “Es hora de que aparezcan leyes internacionales y tribunales que remplacen al tribunal títere que muy mal hace su trabajo en su sede ubicada en La Haya para que los nuevos poderes permitan juzgar y condenar singularmente sin ningún tipo de excepción a cualquier jefe de estado que mande a cometer asesinatos. Las guerras son todas injustas y matar si no es para salvar la vida, es asesinar. Es hora que digamos: “basta a la impunidad”. Es hora que paguen los mandatarios asesinos. ¿Hasta cuándo vamos a soportar excesos? La violencia aumenta, el deterioro social rosa los límites, y esto puede explotar a nivel global en cualquier momento. Los sistemas de gobierno que tenemos está comprobado que no funcionan, entonces, encerremos el miedo al fracaso y busquemos alternativas nuevas que sean capaces de asegurar una paz verdadera para un mundo igual y mejor para todos. 


Lo siento por este agregado de argumento político, pero en esta zona del Cáucaso, entre separatistas y refriegas étnicas, la situación es terrible. Cambian los países y cambian los problemas. Me acabo de subir a un autobús que va camino a Armenia. 

Saludos y gracias por estar, otra vez, frente a la página de este blog de todos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario