Yugoslavia

Recuerdo que en mi juventud cada vez que oía hablar de este país en las noticias aparecía el nombre del Mariscal Tito. Demasiado personaje para pocos logros; cuando llegué ya había muerto, pero según lo que pude ver después de 42 años al poder dejó este mundo con su país en ruinas.
Corría el 1988, ¿cómo pasa el tiempo? Ya había visto toda Italia e iba a comenzar en los Balcanes a expandir mis dominios de conocimiento. Fui por mi visado con la ilusión por los cielos sabiendo que iba a montar sobre el famoso Orient express (Expreso de Oriente) Más adelante sufrí tantas veces este tren que incluso me había prometido dejar de hacer el camino a Estambul por tierra. Los pasajes de avión eran muy caros y esta era una mala manera de ahorrar un poco de dinero.
Nunca voy a olvidar aquella primera vez en Belgrado, llegué una tarde de niebla. Un ambiente cinematográfico que se agigantaba con la presencia de un ejército de mendigos que como zombis venían hacia mí balbuceando cosas que yo no comprendía. Había muchas mujeres ancianas; mi aspecto occidental les daba esperanzas y algunos incluso por la desesperación, pero sin maldad, me agarraban de la ropa. Recién había cambiado dinero, en aquella época no existían los cajeros automáticos, ayude a un par de ellos, pero eran tantos que hubiese necesitado el apoyo de un banco para conformar a todos. Yo que hoy conozco más de 160 países, jamás compré una guía de viajes y antes de que exista internet nunca hice una reserva de hotel. Cuando llegaba a un sitio, simplemente, salía de la estación y buscaba alojamiento, pero en aquella ocasión la niebla no me dejaba ver donde estaba y, además, nadie de lo que se dice nadie, me entendía. El sabor de la aventura no tiene precio porque, la dificultad y su resolución, perdura grabada en mis recuerdos como si fuese ahora que estoy viviendo esos momentos. Caminaba entre mendigos, llantos y lamentos, dudo que el cine pueda mejorar aquellas escenas de dolor en un ambiente de aquellos. Iba por el centro de una calle, habían pasado un puñado de minutos desde que había salido de la estación, pensaba coger un taxi, pero todavía no había visto un solo coche. Este tipo de situaciones en la vida de un viajero es un simple juego; en este caso apareció una luz borrosa encima de una entrada donde me dieron alojamiento y, así ese día, terminó la partida.
Los precios para nosotros eran irrisorios y la calidad de sus cosas era en la mayoría de los ejemplos decadente. Fue mi primer contacto con el comunismo; desde entonces que le odio y después de conocer todos los sitios de la tierra donde este sistema nefasto oprime a los pueblos ruego y deseo que desaparezca para siempre. Ahora volviendo a Belgrado en la antigua Yugoslavia, les comento que en la mañana aquello se veía igual de feo que en la noche.
Después de un par de día en la capital, como tenía planeado, continué viaje en tren rumbo a Grecia. La mayoría de los regímenes comunistas siempre tuvieron y tienen problemas de Energía recuerdo que cuando cayó la noche pasábamos por pueblos a oscuras o en el mejor de los casos con alguna tenue lamparita. No tenían vagones suficientes para organizar otros servicios, entonces, cada tanto, le quitaban un trozo a nuestro tren, y en consecuencia, nos amontonaban en el espacio que se iba reduciendo. En la mañana teníamos solo dos coches para más de dos centenares de pasajeros. ¡Terrible! Sobre el tren y para llorar al pie de la vía. Cuando nos detuvimos en una estación donde hoy es territorio de Macedonia, hacía mucho frío, había nieve y unos niños que pedían estaban desabrigados y descalzos. Todavía recuerdo la figura de aquellas pobres criaturas estirando las manitas cerca de las ventanillas con la esperanza de que alguien les lance una moneda. En aquella oportunidad no llevaba cámara fotográfica, pero esas imágenes del Diablo en Yugoslavia riendo por el dolor de mi alma, me van a acompañar hasta el último viaje.

En 1991 con las Guerras de Yugoslavia el territorio se dividió en 6 zonas que yo visité por separado: Serbia y Montenegro, Bosnia y Herzegovina, Croacia, Eslovenia, Macedonia y Kosovo. Los enlaces les llevan a las presentaciones de estos sitios

Les recuerdo que este nuevo orden llegó detrás de unas contiendas que costaron un altísimo precio en vidas humanas e incluso llegaron a mostrar lo peor del ser humano. Ahora rogando paz para todos me despido con un mapa, que encontré en la red, donde aparece la distribución de etnias y nacionalidades  en el territorio de la ex Yugoslavia.


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