Es
un país pequeño con una historia inmensa y lugares preciosos.
Es la sucesora de la ciudad romana de Aquincum, levantada en el siglo I sobre
campamento celta. En el año 1000 fue fundada Hungría y aquel trozo de tierra
junto al río formaba parte del Reino. Más tarde la ciudad fue dominada y
destruida por mongoles y siglos después tomada por turcos del Imperio otomano.
Siguiendo a saltos groseros por el tiempo fue reconquistada por los Habsburgo,
que hasta ser expulsados, por completo, dominaban la parte occidental del río.
En 1873, Buda y Óbuda en la orilla derecha y Pest sobre el margen contrario se
unieron para formar la Budapest que conocemos hoy. Romántica y bella, su
corazón late con energía a pesar de permanecer atravesado por la flecha azul
del Danubio. Fue segunda del Imperio austrohúngaro, solo por detrás de Viena,
hasta que después de la Primera Guerra Mundial, cuando derrotados los Imperios
Centrales, se establece un Estado húngaro independiente y la ciudad que supo
ser sede real durante la Edad Media, el Renacimiento, la época Moderna y
Contemporánea volvió a ocupar el primer puesto. Con la última Gran Guerra,
Budapest, sufrió tremendos bombardeos aéreos Aliados que la destruyeron
parcialmente. Cercada y sometida por el Ejército Rojo, la población padeció
innumerables bajas y momentos terribles.
Durante
mi permanencia, una mañana muy temprano que regresaba a mi hotel de una juerga
me detuve a desayunar en un puesto ambulante junto al río. Con mi café humeante
me senté en el muro, recordaba momentos de aquella noche hermosa y esperaba que
salga el sol por la calle del Danubio. Recuerdo que la línea de agua color
plata iba al encuentro del horizonte donde nacía el azul del cielo que se hacía
más claro, entraba en el celeste y se mezclaba con el rosa de los primeros
rayos. Cuando el rosa se hizo naranja y el naranja más intenso. ¡Qué
espectáculo! El tiempo de decir: “¡Qué bonito!” Fue el que tardó en despuntar
la esfera que se alzó para mostrarse roja sobre las aguas del río que ya habían
tomado el color azul que las caracteriza. Así fue aquel amanecer que alzó mi
entusiasmado e hizo que, por estar falto de turismo, opte por postergar el
sueño.
En
la orilla opuesta me esperaba el majestuoso edificio del parlamento que llamó
mi atención. Por su arquitectura gótica, con detalles de otros estilos,
influenciado por el parlamento de Londres y la catedral de Colonia. Largo, ancho
y muy alto es impresionante. La construcción se presenta con una cúpula sublime
a la que se llega por una escalera de mármol y alberga una sala preciosa.
Siguiendo el recorrido por el interior, oro, lienzos y frescos se suman al
cuantioso legado producto de la audacia de los artistas que pintaron de manera
excelsa el vidrio.
En
el exterior predomina el color tiza que culmina de manera impecable sobre
esculturas de héroes y reyes húngaros. Blanco que combina de manera maravillosa
con el rojo de las tejas de la cúpula y los techos.
El
parlamento sin duda es un lugar para tener en consideración, pero decantarse por
el edificio no es sencillo porque la ciudad presenta otro representante idílico.
En el margen contrario al anterior encontré una colina y en esta, al Castillo
de Buda, también conocido como “Palacio Real”, porque fue la residencia de los
reyes de Hungría. El castillo junto al “Puente de Las Cadenas”, de noche cuando
las luces bañan el conjunto de oro para mostrar su reflejo sobre el oscuro del
agua es precioso. Por si todo eso fuese poco: un ramillete de atractivas
callejuelas envuelve el castillo para coronar su encanto. Además, de eso quiero
destacar el Bastión, construido en piedra blanca sobre la antigua muralla que
defendía a los pescadores en la edad media, desde donde se consiguen vistas magníficas
de ambos lados de la ciudad.
En
la actualidad otro para destacar, que no recuerdo de la época de mi visita, es
el parque de la isla Margarita.
Situado en una orilla del río Tisza, es considerado un centro cultural en la Hungría rural. Un burgo antiguo que luce una estupenda plaza mayor y algunas callejuelas exquisitas, conjunto que hace que callejear por la ciudad sea realmente bello.
Es un sitio de temporada, bien organizado, donde con la llegada del verano no faltan las fiestas en la playa, festivales de vino y conciertos para todas las edades.
Mapa
- 1987, 2002 - Budapest, con las riberas del Danubio, el barrio del castillo de Buda y la avenida Andrássy.
- 1987 - Hollókő, el casco viejo y su entorno.
- 1996 - Abadía benedictina milenaria de Pannonhalma y su entorno natural.
- 1999 - Parque Nacional del Hortobágy - la Puszta.
- 2000 - Necrópolis paleocristiana de Pécs (Sopianae).
- 2002 - Paisaje cultural histórico de la región vitícola de Tokaj.
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